sábado, 12 de febrero de 2011

Santo Tomas de Aquino


TOMÁS DE AQUINO, SANTO (1225-1274), teólogo y filósofo italiano, el pensador más influyente del periodo medieval. Elaboró una poderosa síntesis filosófica que combina elementos aristotélicos y neoplatónicos en un contexto cristiano de un modo original e ingenioso.


Vida y obras:


Tomás nació en el castillo de Aquino en Roccasecca, Italia, y realizó sus primeros estudios en la abadía benedictina de Monte Cassino. Después estudió artes liberales y filosofía en la Universidad de Nápoles (1239-1244) e ingresó en los dominicos. En 1252 Tomás volvió a París para impartir clases como bachiller en teología. El comentario resultante de las Sententiae de Pedro Lombardo es de este periodo, lo mismo que los dos tratados filosóficos De ente et essentia y De principiis naturae.


En 1256 comenzó a dar clases como maestro de teología en París. Entre 1259 y 1269, en distintos lugares de Italia, Tomás continuó escribiendo prodigiosamente, completando, entre otras obras, la SCG, y escribiendo un comentario a Los nombres de Dios, las disputationes De potentia Dei y De malo, y la Parte I de la Summa theologiae (en lo sucesivo ST). En enero de 1269 reanudó su magisterio en París y escribió extensamente hasta su vuelta a Italia en 1272. En 1272 Tomás regresó a Italia, donde enseñó teología en Nápoles y siguió escribiendo hasta el 6 de diciembre de 1273, fecha en la que termina su obra erudita. Murió tres meses después de camino al II Concilio de Lyon.


Doctrina:


Tomás de Aquino fue tanto un filósofo como un teólogo. La mayor parte de sus escritos son teológicos, aunque en su corpus hay varios escritos estrictamente filosóficos.


Tomás de Tomás de Aquino distingue claramente entre investigaciones estrictamente filosóficas e investigaciones teológicas. Si la filosofía se basa en la luz de la razón natural, la teología (sacra doctrina) presupone la fe en la revelación divina. Aunque la luz natural de la razón es insuficiente para descubrir aquellas cosas que los seres humanos sólo pueden llegar a conocer a través de la revelación.


Tomás de Aquino también distingue entre los órdenes que han de seguir el teólogo y el filósofo al razonar. En teología el razonamiento procede de la creencia en Dios, en su revelación y en la implicación de ésta en la realidad creada. En filosofía se empieza investigando la realidad creada en la medida en que puede ser entendida por la razón humana y se intenta entonces alcanzar algún conocimiento de la realidad divina como causa de la realidad creada y como fin o meta de la propia investigación filosófica (SCG II, c. 4).


Ser y analogía


Para Tomás de Aquino la parte más elevada de la filosofía es la metafísica, la ciencia del ser en cuanto ser. El objeto de esta ciencia no es Dios, sino el ser en cuanto ser, sin considerar ninguna restricción a algún tipo determinado de ser («Proemio al Comentario a la Metafísica »; De Trinitate, c. 5, a. 4). A través de esta operación se descubre que el ser, para realizarse como tal, no necesita ser material y cambiante. El estudio del ser como tal sólo está justificado como resultado de este juicio.


Siguiendo a Aristóteles (y a Averroes), Tomás está convencido de que el término «ser» se usa de varias maneras y con significados diferentes. Sin embargo, los distintos usos no son mutuamente independientes y exhiben una unidad subyacente suficiente para que el ser en cuanto ser constituya el objeto de una ciencia única.


La existencia de Dios y las «cinco vías»


Tomás mantiene que la sola razón humana, es decir, la razón filosófica, puede demostrar que Dios existe, que es uno, etc., razonando del efecto a la causa (De trinitate, c. 2, a. 3; SCG I, c. 4). De las distintas presentaciones de los argumentos en favor de la existencia de Dios, las más conocidas son las «cinco vías». Pero quizá resulte más interesante para el estudioso contemporáneo de su metafísica un breve argumento desarrollado en uno de sus primeros escritos, Sobre el ser y la esencia (ca. 4). En él trata de determinar cómo se realiza la esencia en lo que denomina «substancias separadas», es decir, el alma, las inteligencias (los ángeles de la tradición cristiana) y la causa primera (Dios).


La segunda vía toma como punto de partida un orden de causas eficientes como el que ponen de manifiesto nuestras investigaciones de las cosas sensibles. En las causas eficientes ordenadas, la primera es la causa de la intermedia, y la intermedia la causa de la última, tanto si sólo hay una como si hay varias causas intermedias. Por tanto, si no hubiera una primera causa eficiente, no habría causa intermedia ni final. Tomás concluye a partir de aquí que estamos obligados a reconocer la existencia de una primera causa eficiente, «a la que todo el mundo llama Dios».


La tercera vía consta de dos partes principales. Tomás de Aquino apela al hecho de que algunas cosas están sujetas a generación y corrupción para mostrar que son «posibles», es decir, que podrían existir o no existir. Todo ser necesario depende en cuanto a su necesidad de otra cosa o no. Como no es posible un regreso al infinito de seres necesarios que dependen en cuanto a su necesidad de otra cosa, ha de haber un ser necesario por sí mismo y cuya necesidad no dependa de otra causa; a saber, Dios.


La cuarta vía tomista se basa en los distintos grados de perfección que descubrimos en los seres que experimentamos.


La quinta vía se basa en el modo en que están ordenadas las cosas del universo.


Virtudes teologales


Aunque Tomás de Aquino está convencido de que la razón humana puede llegar al conocimiento de la existencia de Dios y a una predicación significativa de los nombres divinos, no piensa que de hecho la mayoría de los seres humanos tenga éxito en semejante empresa (SCG I, c. 4; ST II-IIae, c. 2, a. 4). Por ello concluye que Dios estuvo justificado al revelar esas verdades a la humanidad, junto con otras que la investigación puramente filosófica no podría descubrir ni siquiera en principio.




Puntos importantes:


¨Tomás de Aquino, en italiano Tommaso D'Aquino, (nacido en Roccasecca (Lacio) o Belcastro (Calabria), Italia, a finales de 1224 o inicios de 1225 – † Abadía de Fossanuova, en la actual Provincia de Latina, 7 de marzo de 1274), fue un teólogo y filósofo católico perteneciente a la Orden de Predicadores, y es el principal representante de la tradición escolástica, y fundador de la escuela tomista de teología y filosofía.
¨Formulo el principio de que el conocimiento nace de dos fuentes gemelas: la razon y la revelacion.
¨Presento “Las cinco pruebas de la existencia de Dios”.
¨Su obra maxima fue la Summa Theologica





John F. Wippel
Cita de fuente 
Wippel, John F. "Tomás de Aquino, Santo (1225-1274)." Diccionario Akal de Filosofia. Ed. Robert Audi. Madrid: Ediciones Akal, S.A., 2004. 984-988. Gale Virtual Reference Library. Web. 4 Apr. 2011.
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http://go.galegroup.com/ps/i.do&id=GALE%7CCX2688901595&v=2.1&u=amigo06&it=r&p=GVRL&sw=w

Anselmo de Aosta

SAN ANSELMO , conocido como Anselmo de Canterbury (1033-1109), teólogo filosófico inglés, nacido en Italia. Monje benedictino y segundo arzobispo normando de Canterbury, es conocido principalmente por su método distintivo –fides quaerens intellectum–, su argumento «ontológico» en favor de la existencia de Dios en su tratado Proslogion y su formulación clásica de la teoría de la satisfacción de la Expiación en el Cur Deus homo.


Como Agustín antes que él, Anselmo es en metafísica un platónico cristiano. Aduce que las pruebas más accesibles de la existencia de Dios son las que discurren por la teoría de los valores: en su tratado Monologion, despliega un argumento cosmológico, mostrando la existencia de una fuente de todo bien, que es el Dios per se y por consiguiente el bien supremo; eso mismo existe per se y es el Ser Supremo. En el Proslogion, Anselmo comienza con su concepción de un ser mayor que el cual nada puede concebirse, y encadena su argumento ontológico afirmando que existe en el intelecto un ser mayor que el cual nada puede concebirse, porque aun el necio entiende la frase cuando la oye; pero si existiera sólo en el intelecto, podría concebirse otro mayor que existiera en la realidad.

 Ese objeto de sumo valor es esencialmente lo que es mejor ser que no ser –siendo el resto igual– y es por tanto vivo, sabio, poderoso, verdadero, justo, bendito, inmaterial, inmutable y eterno per se, e incluso el paradigma de los bienes sensoriales –Belleza, Armonía, Dulzura y Textura agradable–, a su propio modo inefable. No obstante, Dios es sumamente simple, no compuesto de una pluralidad de excelencias, sino «omne et unum, totum et solum bonum», el ser más delicioso que pueda concebirse.

Todo lo que es distinto de Dios obtiene su ser y su bienestar a través de Dios como causa eficiente. Además, Dios es el paradigma de toda naturaleza creada, clasificándose ésta como mejor o peor por su mayor o menor parecido con Dios. Así, es mejor ser humano que caballo, y caballo que madera, por más que en comparación con Dios cualquier cosa es «casi nada». Para cada naturaleza creada hay un aquello-para-lo-que-fue-hecha (ad quod factum est). Por una parte, Anselmo concibe esa teleología como parte de la estructura interna de las propias naturalezas: una criatura de tipo F es un verdadero F sólo en la medida en que es/hace/ejemplifica aquello para lo que fueron hechos los Fs; un F defectuoso lo es en la medida en que no lo es o no lo hace. Por otra parte, para Anselmo el telos de una naturaleza creada es aquello-por-lo-que-Dios-lohizo. Como Dios es personal y actúa a través de la razón y la voluntad, Anselmo infiere que, en la razón del hacedor, un ejemplar, semejanza o modelo de lo que iba a hacer, antecede (en el orden de la explicación) a la creación. En De Veritate Anselmo mantiene que semejante teleología da lugar a la obligación: puesto que las criaturas deben su ser y su bienestar a Dios como su causa, le deben por ello su ser y su bienestar, estando obligadas a alabarle siendo los mejores seres que puedan. 

En De casu diaboli, Anselmo subraya el optimismo de su ontología, arguyendo que puesto que el Bien Supremo y el Ser Supremo son idénticos, todo ser es bien y todo bien ser. Se siguen dos conclusiones más. Primera, el mal es una privación de ser, la ausencia de bien en algo que propiamente tendría que tenerlo (por ejemplo, la ceguera en animales normalmente dotados de visión, la injusticia en los humanos y los ángeles). Segunda, puesto que todas las capacidades genuinas se dan para permitir a un ser cumplir su telos natural y así ser el mejor ser posible para él, todas las capacidades genuinas (metafísicamente básicas) son optimizantes y están esencialmente orientadas hacia los bienes, de modo que los males son efectos laterales meramente incidentales de su actuación, que suponen una falta de coordinación entre capacidades o entre su ejercicio y el entorno en el que se efectúa. Por tanto, la omnipotencia divina no incluye, hablando propiamente, la corruptibilidad, la fugacidad o la capacidad de mentir, puesto que son defectos y/o capacidades de otras cosas cuyo ejercicio obstruye el florecimiento de lo corruptible, perecedero o potencialmente mentiroso.

La distintiva teoría de la acción de Anselmo comienza teleológicamente con la observación de que los humanos y los ángeles fueron creados para una inmortalidad feliz disfrutando de Dios, y con ese fin se les dieron la capacidad de razonar para hacer juicios de valor certeros y la voluntad para amar en consonancia. Anselmo ve la libertad y la imputabilidad de la elección como rasgos permanentes y esenciales de todos los seres racionales. Las elecciones y las acciones son imputables a un agente sólo si son espontáneas en el propio agente. Las criaturas no pueden actuar espontáneamente por la necesidad de sus naturalezas, porque no tienen sus naturalezas por sí mismas, sino que las reciben de Dios.

Cuando Anselmo insiste en que los humanos fueron creados para una intimidad beatífica con Dios, y por tanto están obligados a buscar a Dios con todas sus fuerzas, incluye, subrayándolas, la razón y el intelecto junto a la emoción y la voluntad. Dios, el objeto que controla, nos es en parte permanentemente inaccesible (por la inconmensurabilidad ontológica entre Dios y las criaturas) y nuestro progreso se ve obstaculizado por las consecuencias del pecado. Nuestras capacidades funcionarán mejor, y por consiguiente tenemos el deber de seguir el orden correcto en su uso: remitiéndonos primero a la disciplina holista de la fe, que enfocará nuestras almas y nos orientará en la dirección correcta. Sin embargo, también es un deber no permanecer pasivos en nuestro reconocimiento de la autoridad, sino que la fe tiene que tratar de entender lo que se cree. La obra de Anselmo exhibe una estructura dialéctica, llena de preguntas, objeciones y opiniones enfrentadas, concebida para remover las mentes. Su cuarteto de diálogos escolares –De grammatico, De veritate, De libertate arbitrii, y De casu diaboli– así como su último tratado filosófico, De concordia, anticipan el género de las cuestiones (quaestiones) escolásticas, tan dominante en los siglos XIII y XIV. Sus discusiones también destacan por la atención que se presta a las modalidades y a la distinción de los usos lingüísticos propios e impropios.

Puntos importantes:


¨Nació en Aosta del Piamonte,ingresó en el monasterio de Bec,en Normandía,del que fue nombrado prior en el 1063 d.C.,y abad en el 1078.La mayor parte de sus obras son resultado de las discusiones que dirigía en el monasterio.Desde el 1093 d.C. fue arzobispo de Canterbury.
¨Conocido como el padre de la Escolastica
¨ Gran defensor de la Inmaculada Concepcion de Maria.
¨Conocido por su obra Argumento Ontologico.

Adams, Marilyn McCord. "Anselmo, San." Diccionario Akal de Filosofia. Ed. Robert Audi. Madrid: Ediciones Akal, S.A., 2004. 58-60. Gale Virtual Reference Library. Web. 4 Apr. 2011.

Boecio



    BOECIO, ANICIO MANLIO SEVERINO (ca. 480-525), filósofo romano, traductor y comentarista de Aristóteles. Nació en Roma en el seno de una familia patricia acomodada y gozó de una brillante carrera política bajo el reinado del ostrogodo Teodorico antes de ser arrestado y ejecutado bajo el cargo de traición.

Su obra más famosa, La consolación de la filosofía, elaborada durante su prisión, es una            reflexión conmovedora sobre la naturaleza de la felicidad humana y el problema del mal y contiene discusiones clásicas en torno a la providencia, el destino, el azar y la aparente incompatibilidad de la presciencia divina y la libertad de elección en el hombre. En su época fue conocido, no obstante, como un brillante estudioso cuyo conocimiento de la lengua y la filosofía griegas le situaba aparte de sus contemporáneos latinos. Concibió su carrera como una dedicación a preservar y hacer accesible al Occidente latino los grandes logros filosóficos de la Grecia antigua. Con este propósito anunció un ambicioso plan para traducir al latín y comentar la obra de Platón y Aristóteles, aunque parece que sólo alcanzó su propósito con el Organon aristotélico. Sus traducciones incluyen la Isagoge de Porfirio (una introducción al libro de las Categorías de Aristóteles), las Categorías, Sobre la interpretación, los Primeros analíticos, Tópicos y las Refutaciones sofísticas todos ellos de Aristóteles. Escribió dos comentarios de la Isagoge y de Sobre la interpretación y uno de las Categorías y se conoce lo que parecen ser sus notas para un comentario de los Primeros analíticos.


Boecio compartió el punto de vista habitual en los neoplatónicos relativo a la posibilidad de conciliar los sistemas aristotélico y platónico siguiendo al primero en lo relativo a la lógica y la filosofía natural y al segundo en metafísica y teología. Este plan de armonización reposa en una distinción entre dos tipos de formas: 1) formas que se combinan con la materia para formar cuerpos–éstas, que él denomina «images», corresponden a la las formas en la doctrina hilemórfica aristotélica relativa a las substancias corpóreas–, y 2) formas que son puras y enteramente separadas de la materia y que corresponden a las formas ontológicamente separadas de Platón. Boecio denomina a éstas como «verdaderas formas» y como «formas en sí mismas». Sostiene que las primeras, las formas «materiales», dependen para su existencia de las últimas, de las formas puras. Boecio considera estos tres tipos de entidades–cuerpos, formas materiales y formas separadas– como los objetos respectivos de tres tipos de actividades cognitivas, las cuales constituyen, a su vez, las tres ramas de la filosofía especulativa. La filosofía natural trata de las formas materiales en cuanto que materiales, las matemáticas versan de las formas materiales consideradas independientemente de su materia (aunque no puedan ser realmente separadas de la materia) y la teología de las formas puras y separadas. Boecio considera que la abstracción mental característica de las matemáticas esimportante para entender la doctrina peripatética de los universales: las formas materiales particulares que se encuentran en los objetos sensibles pueden ser consideradas como universales cuando se toman de manera independiente a la materia en que habitan (aunque no puedan existir realmente aparte de esa materia). Sin embargo, se detiene bruscamente en este intento de afrontar con un realismo moderado la doctrina aristotélica de los universales. Su compromiso con unaontología que incluye no sólo formas naturales aristotélicas, sino también Formas platónicas que existen separadas de la materia implica un realismo fuerte en lo relativo a los universales.


Con independencia de la importancia intrínseca de las teorías filosóficas de Boecio, su persona se erige en una de las grandes figuras de la filosofía medieval, rivalizando en importancia tan sólo con Aristóteles o san Agustín. Hasta la recuperación de los trabajos de Aristóteles a partirde la segunda mitad del siglo XII, los filósofos medievales dependieron casi por completo de las traducciones y comentarios de Boecio debido a su conocimiento de la filosofía pagana antigua, y sus tratados de lógica continuaron siendo influyentes durante toda la Edad Media. La preocupación de los primeros filósofos medievales por la lógica, y por el problema de los universales más en concreto, se debe en buena medida al papel de tutor que sobre ellos tuvo Boecio y al Aristóteles de Boecio. Sus tratados de teología también recibieron una amplia atención durante la Edad Media, dando lugar a una tradición de comentarios que se extiende desde el siglo IX hasta el Renacimiento y que se centra en sutiles discusiones relativas a doctrinas tan centrales como las de la Trinidad o la Encarnación.


Puntos Importantes:

¨Anicio Manlio Torcuato Severino Boecio (Anicius Manlius Severinus Boëthius, en latín) (Roma, 480 – Pavía, 524) fue un filósofo romano.
¨Provenía de una antigua familia romana, los Anicia, cristianizada hace más de un siglo, que dio dos emperadores y un Papa.
¨ Empezó estudios de retórica y filosofía, conocimientos que amplió en Atenas. Se casó con Rusticiana, hija del senador Símaco (senador y cónsul en el año 485).
¨Autor de Consolatione Philosophiae
¨Su trabajo tuvo gran importancia en la Teologia Cristiana
¨Hizo aportes a la Geometria de Euclides, la Aritmetica de Nicomano, Mecanica de Arquimedes y Astronomia de Tolomeo


MacDonald, Scott. "Boecio, Anicio Manlio Severino (ca. 480-525)." Diccionario Akal de Filosofia.
Ed. Robert Audi. Madrid: Ediciones Akal, S.A., 2004. 112-113. Gale Virtual Reference Library. Web. 
3 Apr. 2011.
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Agustin de Hipona


 SAN  AGUSTÍNconocido como Agustín de Hipona (354-430), padre de la Iglesia y filósofo cristiano, una de las fuentes principales del pensamiento cristiano occidental.

Agustín modeló la narrativa de las Confesiones (397-400) a partir de los eventos de la primera mitad de su vida. Así proporcionó a los biógrafos posteriores una seductora selección de detalles biográficos y también una historia convincente de sus sucesivas Conversiones desde la sensualidad adolescente a la religión cargada de imágenes de los maniqueos, a una versión del neoplatonismo y, de ahí, al cristianismo. La historia es una introducción insuperable a las concepciones agustinianas de la filosofía. Muestra, por ejemplo, que Agustín apenas si recibió educación formal en filosofía. Fue formado como retórico y la única obra filosófica que menciona entre sus primeras lecturas es el (perdido) Hortensius de Cicerón, un ejercicio de persuasión al estudio de la filosofía. De nuevo, la narración deja claro que Agustín rechazó finalmente el maniqueísmo porque se convenció de que era una mala filosofía: un conjunto de fantasías sofísticas sin coherencia racional ni fuerza explicativa. Más importante es que la lectura de «algunos libros de los platónicos» (Confesiones VII, 9, 13) preparó la conversión final de Agustín al cristianismo. Estas traducciones latinas, que al parecer eran antologías o manuales para la enseñanza de la filosofía. En sus primeros años de cristiano, Agustín se dedicó a escribir unas cuantas obras de género filosófico. Las mejores conocidas de entre ellas son una refutación del escepticismo académico (Contra academicos, 386), una teodicea (De ordine, 386), y un diálogo sobre el lugar de la elección humana en la jerarquía providencialmente ordenada creada por Dios (De libero arbitrio, 388/391-395).Durante la década de su conversión, Agustín fue ordenado sacerdote (391) y después consagrado como obispo (395). La mayoría de los escritos episcopales de Agustín eran polémicos tanto por su origen como por su forma; escribió contra autores o movimientos que juzgó heréticos, especialmente los donatistas y los pelagianos. Pero el sentido de autoría de Agustín también le llevó a escribir obras de teología fundamental concebidas a gran escala. Las más famosas de esas obras, fuera de las Confesiones, son Sobre la Trinidad (399-412, 420), Sobre el Génesis según la Escritura (401-415), y La ciudad de Dios (413-426). En Sobre la Trinidad elabora con sutil detalle las «huellas» discernibles del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en el mundo creado y, en concreto, en la tríada del alma humana formada por la memoria, el intelecto y la voluntad. El comentario del Génesis 1-3, que pretende ser mucho más que un comentario «literal» en sentido moderno, aborda diversos tópicos de psicología filosófica y antropología. Se han atribuido a Agustín algunas otras doctrinas, normalmente carentes de los matices dialécticos que habría considerado indispensables. Una de esas doctrinas se refiere a la «iluminación» divina del intelecto humano, es decir, una intervención divina en los procesos de comprensión humanos ordinarios. 

Puntos importantes:

¨Agustín de Hipona, o San Agustín (en latín: Aurelius Augustinus Hipponensis) (Tagaste, 13 de noviembre de 354 – Hippo Regius, 28 de agosto de 430), es junto con Jerónimo de Estridón, Gregorio Magno y Ambrosio de Milán uno de los cuatro más importantes Padres de la Iglesia latina.
¨Según el, la busqueda de la verdad solo debia hacerse en la Biblia y Los Evangelios (“Creer para comprender”)
¨La verdad habita en el interior del hombre, cuya mente es muy debil para describir la verdad con el solo uso de la razon.
¨Autor de La Ciudad de Dios, Mis Confesiones,etc.


Jordan, Mark D. "Agustín, San." Diccionario Akal de Filosofia. Ed.
 Robert Audi. Madrid: Ediciones Akal, S.A., 2004. 42-43. Gale 
Virtual Reference Library. Web. 4 Apr. 2011.
Document URL: http://go.galegroup.com/ps/i.do?

Etapa Patrística

¨Organización y Teologia Cristiana
¨Defensa del Cristianismo
¨Sucesivas interpretaciones Heterodoxas
¨Se comienza el transito al mundo Cristiano
¨Con exponentes como Agustin de Hipona y Boecio.

¿Que es la edad media?

Es una etapa de la historia de la humanidad. Este periodo comprende desde la caída del Imperio Romano hasta mediados del siglo XV. No podemos decir que se manejan fechas precisas ya que de autor en autor varían. El término implicó en su origen una parálisis del progreso, considerando que la edad media fue un periodo de estancamiento cultural, ubicado cronológicamente entre la gloria de la antigüedad clásica y el renacimiento. La investigación actual tiende, no obstante, a reconocer este periodo como uno más de los que constituyen la evolución histórica europea, con sus propios procesos críticos y de desarrollo. Se divide generalmente la edad media en tres épocas.


Filosofía en la edad media.

¨Comprendida entre los años 476 y 1473

¨Se caracteriza por tener un carácter religioso, siendo la mayoria de los filosofos teologos.
¨Contiene a la etapa Patristica
¨El Escolasticismo se vuelve la corriente filosófica dominante